miércoles, 25 de agosto de 2010

DESPUES DE LA TEMPESTAD

LA NUEVA ERA CHAVEZ - SANTOS
Ojalá estos nuevos y buenos tiempos duren o al menos no se generen tantas tensiones, aburridoras por cierto, entre los dos países.Esperemos que las buenas intenciones se lleven a la práctica con programas y proyectos reales para que no se queden en eso, en buenas intenciones, como tantas otras veces ha ocurrido.

La idea es que la frontera tome el rol protagónico en el desarrollo y proyección de estos pueblos hijos de una misma madre y por fin tantas decisiones de Bogotá y Caracas no pasen por encima de la región, que es un solo pueblo, similar en costumbres, cultura, gustos y hasta manías.
Los Wayuú de la Guajira son los mismos de cada lado, los llaneros de Arauca en poco se diferencian de los de Apure y los andinos del Táchira en poco difieren de nosotros los nortesantandereanos.
Bienvenida entonces esta nueva era, que esperamos normalice todo el entramado para poder seguir con la rutina, pero como antes, cuando ellos podían venir sin problema alguno y nosotros de vez en cuando íbamos a comprar un delicioso pan en Capacho, buscar algo de paz espiritual en San Pedro del Río o disfrutar alguna buena corrida de toros en San Cristobal.
Necesitamos que todo eso retorne, que de nuevo todo lo podamos disfrutar, ellos viniendo a comprar buenas prendas en la ciudad y gastar a manos llenas sus Cadivi y nosotros tanqueando barato al otro lado del puente.

Claro, eso si, sin tanto "agorilamiento" de los uniformados de allí que en los últimos tiempos solo se han dedicado a montársela a los pobres compatriotas nuestros, por cualquier vaina, así sea por una par de bolsas de harina PAN, buscando demostrar con grosería y estupidez, todo a la vez, un poder superfluo que a nadie enorgullece pero a muchos incomoda.
Necesitamos también que compren la cañita del Zulia a Coopecaña, que se hagan los puentes programados, que se reconstruyan los pasos peatonales en Ragonvalia y que ese cuento de los municipios binacionales funcione, pero sin injerencia de revoluciones pasadas de moda, ojo, no hay que caer fácil en esos cuentos.

Estamos a pasos de cosas nuevas y generosas, ellos requieren con urgencia muchos de los productos colombianos, sobre todo aquellos que lucirían maravillosos en las mesas de las familias venezolanas, incluyendo los bocadillos veleños y el chocolatico Corona.

Con gusto también hoy los podemos recibir para brindarles buenas opciones en salud, recreación, educación y mil cosas más, aquí estamos preparados para eso desde hace rato y sabemos que a ellos les encanta, pues entre otras cosas en materia de seguridad, aunque suene extraño, por estas comarcas colombianas se anda mejor.

Esperemos pues, como dice Chávez, que esto sea duradero y todos esos epítetos lanzados contra nuestro querido Uribe solo sean malos recuerdos de injustos momentos que deben compensar un hoy lleno de nuevas acciones con un futuro pleno de confraternidad y progreso.

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