sábado, 3 de marzo de 2012

SANTURBAN – De nuevo en primera plana

Ya lo habíamos dicho en otros escritos, el tema Santurbán, seguirá agitando muchos lugares y momentos, pues su riqueza mineral además de codicia, trae problemas, análisis, manifestaciones en pro o en contra y muchos otros elementos que se suman a su ya deteriorada popularidad.

Luego de los escándalos de la no menos famosa GreyStar que buscaba intervenir las entrañas de la aurífera montaña, el tema de los títulos mineros y otras opciones “menos perjudiciales” para el medio ambiente planteadas y hasta la agresión de algunas personas a una periodista bumanguesa, la cosa quedó como olvidada, pero también al acecho, al igual que las fieras nocturnas.

Por estos días salió a primeras páginas otra vez el tema, según la gran prensa, por el llamado que hizo la Contraloría General al Ministerio de Ambiente y a las autoridades de los Santanderes, donde se ubica “la gran mina” , por la aparición de un nuevo título minero en manos de una firma extranjera para explotar oro en esas tierras.

Pues bien, creemos que no será el primero ni el último llamado de organismos gubernamentales a quienes deben vigilar, regular o monitorear todos esos aspectos, como no será también el último título minero que aparezca en otras manos.

Es que  sobre este tema y la famosa “piñata” de títulos igualmente, se siguirá hablando con insistencia, así que desde luego, no se les haga raro que sigan apareciendo los tales documentos aquí, allá y hasta más allá.

Los ojos sobre los recursos mineros del país fueron puestos ahí, donde están las vetas, no solo de oro, también plata y hasta minerales estratégicos como el uranio o el coltan, entre tantos otros, hace mucho rato y para unos pocos.

En eso fueron, muy,  pero muy eficientes, en Ingeominas y otras entidades relacionadas con tales productos, ahora más valorados, desde cuando el Presidente Santos habló de la locomotora de la minería, como otra de las primordiales,  para seguir llevando el país como economía emergente en el catálogo mundial.

Pero lo que más aterra es la pasividad de la comunidad, la opinión pública o el liderazgo ambiental, que no aparece bien definido o no tiene peso específico para introducir ideas, posiciones o proyectos que al menos den opciones apropiadas para la explotación y/o preservación de santuarios naturales, por aquello del agua, como Santurbán.

Y digo me aterra, es porque también por estos últimos meses de nuevo en Norte de Santander, se volvió a hablar del proyecto vial para unir Cúcuta con Bucaramanga, vía el Alto del Escorial.

Si, todo muy lindo, fabuloso, unir las dos grandes ciudades santandereanas en menos de tres horas, que verraquera o que proyecto más arrecho, para utilizar un aforismo regional.

Si, todos, tanto toches como pingos, dirán en su sagrada sapiencia que es mejor invertir allí y no en la doble calzada por donde actualmente se conectan las dos regiones santandereanas.

Pero lamentablemente se les olvida algo, así como se rompe parte del nudo de Santurban con la vieja carretera que pasa por Berlín, la herida sería más grande si ahora se hiciera esa carretera por El Escorial.

Puede ser que no toque el páramo y su área protegida en si, pero pasa muy, muy cerca, incluyendo las frágiles estructuras donde se asientan pequeñas lagunas, bosquecillos de frailejones y toda una fábrica de agua, la misma que vierte su producto a través de millones de gotitas a ríos como El Zulia, Peralonso o sus tantos afluentes, el Salazar, Arboledas, El Zulasquilla y decenas de quebradas y límpidos manantiales.

Y es que con la apertura de una nueva carretera como la señalada, por supuesto que también vendrán nuevos asentamientos humanos, seguramente se seguirá ampliando hacia arriba la frontera agrícola y ganadera o lo que más preocupa, aparecerán centenares de mineros ilegales a sabiendas que por allí el dorado y vil metal tiene una rica mansión, que para ellos será el más delicioso manjar.

Ver nota de LA OPINION, ingrese a través de este enlace :
http://www.laopinion.com.co/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=392191&Itemid=96

Es que la amenaza no solo son las grandes empresas multinacionales con sus flamantes títulos mineros, no, también están esas hordas de colombianos, que de buena fe explotan yacimientos para sobrevivir o los de mala fe que  sacan de las entrañas de la tierra todo lo que tenga algún valor comercial, sin importar flora, fauna, aire, agua, la vida en general.

En conclusión, a mi modo de ver, esa famosa carretera no debería ir por allí y el proyecto habría que engavetarlo definitivamente y más bien rectificar muy bien la actual, hacerle una serie de viaductos para acortar distancias y aumentar velocidad, hacer la variante de Pamplona y  por supuesto terminar esa doble calzada que ya tiene algunos kilómetros por las dos puntas.

Es que así lo dicen infinidad de ingenieros y expertos en el tema movilidad, pero también profesionales comprometidos con el medio ambiente, que no desean por nada del mundo entregar a las futuras generaciones montañas como queso gruyere y miles de hectáreas deforestadas o casi desiertos en los Andes colombianos, así como ya están quedando muchas donde la explotación del carbón coquizable, de gran demanda en USA y Europa, se hace cada día con miles de toneladas.

Sin embargo, la codicia, de seguro prevalecerá por encima de tantas buenas intenciones, es que el oro mientras siga siendo el metal más apreciado, hará trizas las modestas formas de defender nuestro medio ambiente, el medio que aún queda.

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