miércoles, 24 de agosto de 2011

AVALANCHA EN BABEGA

La naturaleza impredecible, feroz, arrogante y dañina, esta vez se ensañó con el pequeño y bucólico pueblo de BÀBEGA, corregimiento de Silos en Norte de Santander, Colombia.

El martes 23 de agosto, al mediodía, cuando labriegos, amas de casa y estudiantes se disponían a compartir el almuerzo, un estruendo como de mil canecas rodando entre piedras, rompió el silencio y la sosegada paz que allí se vive a diario.

Dicen los más viejos que no es la primera vez que la quebrada Miracielo los amenaza, el peligro siempre ha estado latente y esta vez pasó una nueva factura cuando toneladas de lodo, piedras, troncos y mucha agua bajaron por la sinuosa pendiente desde la sierra y eso que el pueblecito de los ancestros de los Cote Lamus y Cote Bautista, ya está bien arriba, pero en un vallecito, como encajonado al pié de la imponentes montañas de la Cordilerra Oriental.

Menos mal que no hubo víctimas fatales, solo cuantiosos daños materiales, pero bueno eso se puede reponer, gracias a Dios no ocurrieron desgracias personales, dicen casi al unísono los habitantes, que 24 horas despues, aún sienten el estruendo de la avalancha castigando las callecitas babegueñas y llevandose todo a su paso.

Pero hay que seguir, la vida continua, así lo expresan los Portilla, el pastor Ricardo, el rector del colegio, lo estudiantes y los labriegos que cultivan las mejores fresas, curubas, tomates de árbol y otras frutas paramunas para abastacer el mercado del nor oriente colombiano.

Por el momento a limpiar, a sacar barro, piedras y palos, a esperar las ayudas del gobierno y verificar las posibilidades de nuevos riesgos con lo expertos, que estamos seguros ya han hecho presencia en el lugar, pues hay que tener en cuenta las advertencias del Ideam y de la oficina que maneja el duranense Carlos Iván Márquez, sobre la nueva temporada invernal que se avecina.

Claro que el clamor general, según me cuentan, es la falta de agua potable, del acueducto solo quedan ruínas,  también hacen falta mantas, alimentos y utensilios de cocina, pues lo que no quedó destruído se lo llevó el oscuro torrente de la Miracielo.


Hay que mirar con ojos de preocupación a esa comunidad y apoyar a sus habitantes en tan complicados momentos.

Para finalizar esta breve crónica, solo quiero recordar a mis amables lectores, que por ese sector, por sus carreteritas terciarias, cuando colpasó la vía Cúcuta - Pamplona - Bucaramanga hace algunos meses, fué la única opción de movilidad de y desde el centro del país a la frontera.

Por eso su importancia, que además de nutrida  historia y por sus buenos productos agrícolas, tiene igualmente paisajes maravillosos en su abrupta geografía y mucha, pero mucha gente amable, trabajadora y "verraca"

Las fotografías son cortesía de Carlos Portilla, habitante de Bábega..


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