Con unos cuantos
días y algunos con semanas de anticipación, los reyes magos, pero los nuestros,
los más criollos llegaron ya, no esperaron el seis de enero habitual y por esa
sencilla razón Melchor, Gaspar y Baltazar ahora son apenas una referencia de la
historia sagrada.
Los reyes de
quienes estoy hablando tienen nombres más cercanos a los de aquí y hasta tienen
archivo en la registraduría y de pronto prontuario o pliego de cargos en alguna
de las famosas “·ias”, no son potentados del lejano oriente, son más bien
gamonales de este cercano oriente colombiano.
Dicen llamarse
Juan, Andrés, Jorge, Ciro, Carlos, Manuel, José, María, Lina y tantos otros que
pareciera el combo de los doce apóstoles, pero no, son los nuestros, los no tan
apreciados durante muchos meses, pero que por esta temporada vuelven y retoman
popularidad, sobre todo si llegan con oro, incienso, mirra y tulas.
Ellos dicen,
proclaman, gritan, pregonan, publican, en fin tratan de convencer a los
pobladores, que vienen en busca del Mesías, pero en el fondo son ellos, cada
quien a su modo y estilo, los que se creen de verdad el salvador del barrio, la
comuna o el departamento.
Ellos no van a
adorar al niño, buscan que los adoren a ellos, los bienhechores, los
benefactores, los compasivos y benévolos, los que ahora sí van a sacar esta
tierra de las ruinas, van a generar toda clase de empleo, van a pavimentar
hasta los ríos y a todos volverán ciudadanos
con alta calidad de vida.
Cada quien tiene su
estrella guía y si es led, de sodio, mercurio, eso ya no importa, lo
interesante es lo que traen en las alforjas, pero lo encantador es llegar para
luego llenarlas una y otra vez, cuando ya en el trono de su breve reinado, puedan
sentirse como verdaderos emperadores de un trozo de tierra y un puñado de
súbditos.
Ellos los nuevos
reyes magos, que si acaso montan en camello cuando van de vacaciones a Egipto o
Australia, llegan en caravana a barrios,
pueblos y aldeas, con todo un ejército de aduladores, líderes les dicen ellos,
para entregar afiches, almanaquitos del 2014 y otros chécheres de los que
indica el marketing.
Por supuesto con
ellos no puede faltar la pólvora, la papayera o conjunto vallenato, el carro de
los altoparlantes y el consabido refrigerio de pastel y gaseosa, en la mayoría
de casos Big, pero la que hacen donde Maduro.
Según la hora y la
temperatura de la reunión o “la calidad” de asistentes surgen las latas de
cerveza, una botella de caponera y en el peor de los casos la botellita de old parr, que se guardaba
como tesoro desde hacía un año, para el doctor, digo para el rey mago, claro
está, porque su garganta es fina.
Esa es la caterva
de reyes magos, con soluciones por supuesto mágicas a todos los problemas,
dificultades, inquietudes, esperanzas y expectativas de la comunidad, la misma
que pregona que esta vez ni de fundas, que el voto en blanco es el que toca, que no puede
ser los mismos con lo mismo.
Pero que va, en un
par de meses, cuando a las 8 de la mañana se abran los puestos de votación,
serán los primeros en acudir, pues hay que cumplir con la democracia y por
supuesto con el señor que le regalo un ventilador o una plancha, que le dio un
par de hojas de zinc o 50 mil pesos en navidad. Además, que en el día señalado
le encima almuerzo y transporte desde y hasta su hogar.
Luego, una vez
cumplida su misión, se irán, de nuevo el palacio los espera con toda la
importancia y pompa de la cosa nacional.
Volverán de vez en
cuando, cuando haya invierno o una nueva campaña que acompañar, de alcaldes,
gobernadores, diputados o concejales y de paso los ediles o los de las jal.
Y por supuesto si
van al pueblo o la aldea, los recibirán con cabalgata, la comunidad educativa
bien uniformada, la banda de guerra y toda la parafernalia municipal, pero al
pueblo pueblo ni lo dejarán acercar, ya que una escolta bien entrenada apenas
lo dejará observar tras el oscuro vidrio de la camioneta nueva con blindaje 5,
porque ahora si que es toda una personalidad.
Así mis estimados
lectores y hasta detractores, con todo respeto por supuesto, es la nueva
historia del arribo de los reyes magos al portal de Belén, pero esta vez
reflejados en los pocos nuevos y los consuetudinarios candidatos del tarjetón
electoral.
CIRO ALFONSO CANO
MORA
Enero 2 de 2014
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